GATOS


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Imagen de gato munchkin

Felis silvestir catus

El gato doméstico (Felis silvestris catus)1,
llamado más comúnmente gato, y de forma coloquial minino,michino, michi,micho,mizo,miz,morroño o morrongo y algunos nombres más, es un mamífero carnívoro de la familia Felidae. Es una subespecie domesticada, por la convivencia con el ser humano, del gato montés.

El nombre actual en muchas lenguas proviene del latín vulgar catus. Paradójicamente, catus aludía a los gatos salvajes, mientras que los gatos domésticos eran llamados felis. Como resultado de mutaciones genéticas, cruzamiento y selección artificial, hay numerosas razas. Algunas, como la raza sphynx o la peterbald están desprovistas de pelo; otras carecen de cola, como los gatos de la raza bobtail o la manx, y algunas tienen coloraciones atípicas, como los llamados gatos azules.

El gato se comunica a través de vocalizaciones. Las más populares son su característico maullido y el ronroneo, pero puede aullar, gemir, gruñir y bufar. Además, adopta poses o expresiones que informan, a sus congéneres, sus enemigos o sus cuidadores, de su ánimo o sus intenciones.El gato junto con el perro, es el animal doméstico más popular, como mascota, como ayuda en la lucha contra roedores o ambas cosas.

Por su amplio abanico de presas potenciales, por su alta eficiencia como depredador, y por su elevado éxito reproductivo —especialmente si se suministra artificialmente alimento a las colonias sin tomar medidas adicionales para limitar su fertilidad— el gato doméstico está incluido en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Tipos de raza

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Origen del gato

Los gatos actuales comparten un antepasado común que probablemente esté relacionado con los Aitanis. Estos pequeños carnívoros de los bosques aparecieron hace alrededor de 60 millones de años y tenían la velocidad y la talla de las jinetas actuales, con un cuerpo alargado y una larga cola. Quedan pocos fósiles en el hemisferio norte.

El origen de los felinos está mal documentado en el registro fósil ya que los antepasados de los félinos vivían normalmente en zonas tropicales, que no ofrecen buenas condiciones para la fosilización. Las especies desaparecidas consideradas más cercanas al antepasado de los felinos serían el proailurus (pequeño carnívoro europeo y arborícola aparecido hace 40 millones de años) y el pseudaelurus que vivió hace de 8 a 20 millones de años en Europa y en Asia, y de los que se separaron los felinos actuales hace 10,8 millones de años.

Durante el oligoceno, los félidos se repartieron en dos subfamilias. La primera era de la clase Nimravidae, y la segunda de la Felidae. Es en esta última clase donde se encuentra el antepasado común de los félidos actuales, el proailurus. Durante el mioceno, los descendientes de este último, los pseudaelurus, se diversificaron y entraron en África y América.

Unos diez millones de años a. C. formaron la raíz de los félidos modernos, favorecidos por las estepas y las sabanas, ricas en presas herbívoras. Es en esta época cuando aparecieron los félidos de caninos largos, que vivirían hasta el año 10.000 a. C. El linaje de pequeños y grandes felinos aparece hace cinco millones de años; originarios de Asia, se dispersan por todo el mundo en el plio-pleistoceno, excepto en Australia y Madagascar. El gato doméstico pertenece al género Felis desde que Carl von Linneo describió por primera vez en 1758 como Felis catus en la trigésima edición de su Systema naturae, pero su posición en la clasificación de los seres vivos cambió mucho.

En 2006 se realizaron trabajos sobre los cromosomas sexuales y el ADN mitocondrial de todas las especies de felinos, conjugados con investigaciones paleontológicas, que revelaron que el linaje del gato doméstico (Felis catus) ha divergido verdaderamente hace 3,4 millones de años, en el plioceno, en los desiertos y bosques densos de la cuenca mediterránea. En 2007 se llevó a cabo otro estudio molecular sobre 979 individuos de gato de las arenas y de gatos salvajes de diferentes subespecies en el que el gato doméstico ha permitido mostrar los vínculos entre el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) y el gato doméstico: estos se habrían separado hace alrededor de 130.000 años.

Etimología

Aunque al gato se le llamaba myeou en el Alto Egipto, haciendo referencia a la onomatopeya de su maullido, a las hembras las llamaban techau, nombre que se ha encontrado grabado en muchas tumbas de mujeres. De este término deriva el nombre chaus, que ahora denomina a un gato salvaje de Egipto y de Asia, Felis chaus.

Después se le atribuye el nombre de qato en siríaco. Parece que ésta sea la verdadera raíz del término italiano gatto. Sin embargo hay otros orígenes posibles, sobre todo el adjetivo latino cautus, que significa astuto o agudo, o también el verbo francés guetter en el sentido de espiar, ya que el gato es un animal activo que tiene la vista y el oído siempre alerta. Algunos etimologistas creen que se trata de una fantasía, ya que el uso de la expresión gato se empieza a usar en Egipto varios siglos antes de la aparición del gato en Atenas, Roma o en la Galia. A pesar de todo no es fácil diferenciar, en los textos antiguos, al gato de otros cazadores de ratas como la marta, la garduña, o la comadreja. Los griegos llamaban a los gatos ailouros, que significa «animal que mueve la cola». De este término procede la palabra para denominar a los amantes de estos animales: los ailurofílicos.

A partir de la Edad Media, gatti o cattine fella designaban las pieles de gato, usadas para monederos. En esa época también se usaban otros términos para designar al gato doméstico. Todos empiezan por la palabra latina mus, que significa ratón. Encontramos sobre todo musio, murio, murilegus y muriceps. Estas denominaciones muestran hasta qué punto estaba intrínsecamente ligado el gato a la caza de ratones.

La palabra gato acabó reemplazando al felis latino genérico. Este término no procede del latino catus, prudente, ni de catulus, cachorro de perro, ni de captura, sino que vendría de África, donde se dice kadista en nubio antiguo, qato en siríaco, kattos o katta en griego o del árabe quett.

Partiendo de esta base se puede identificar el término gato en muchas lenguas aunque con ligeras modificaciones, a diferencia de perro, cuyas sonoridades difieren totalmente. Así que tenemos chat en francés, γάτα (gáta) en Griego, cat en inglés, katze en alemán, gato en español, gallego y portugués, gat en catalán, misi en Quechua, katu en euskera, katt en sueco, gatto en italiano, kat en holandés y en danés.

No es hasta el siglo xvi cuando aparecen términos derivados de gato, como gatito o gatera.